Cuando los colegios son refugio: la respuesta ejemplar de los centros educativos de CECE Madrid ante el apagón del 28 de abril
- Comunicación
- 29 abr
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La jornada del lunes 28 de abril dejó imágenes insólitas y desafíos inesperados en toda España, y los centros educativos de la Comunidad de Madrid no fueron una excepción. La falta de luz, transporte y comunicaciones obligó a los colegios a reorganizarse con rapidez y mantener la calma ante una situación que, durante horas, dejó a muchas familias sin posibilidad de llegar hasta sus hijos.
Desde CECE Madrid queremos poner en valor la profesionalidad y humanidad con la que actuaron nuestros centros asociados. Equipos directivos, docentes y personal de administración y servicios respondieron con temple, organización y cercanía para garantizar la atención a los alumnos y la tranquilidad de las familias. Ellos, en medio del apagón, dieron luz dando lo mejor de sí mismos para que ningún alumno quedara sin atención, para que las familias encontraran en el colegio un lugar seguro al que llegar, aunque fuera tarde, aunque fuera a oscuras.
"La gente se portó de forma impresionante", asegura el director de un centro en el Sur de Madrid.
Centros abiertos, presencia del personal y atención a las familias hasta última hora
El apagón fue un reto logístico, pero también emocional. En muchos centros, los padres tardaron horas en poder llegar a recoger a sus hijos, y el personal no se movió hasta garantizar su seguridad. En un colegio, en Vallecas, los alumnos que no pudieron volver a casa a tiempo jugaron toda la tarde bajo la supervisión de sus profesores. A última hora, se organizó una barbacoa para cenar, y los equipos docentes se coordinaron para acompañar a los alumnos a sus casas hasta pasadas las 22:00 h. “La gente se portó de forma impresionante”, nos decía su director.
En Moratalaz, la última alumna se fue a las 19:30 h., después de una tarde serena, con recogidas organizadas y agradecimiento mutuo entre familias y personal del centro. En Las Rozas, parte del menú escolar no pudo prepararse y se optó por comprar bocadillos para todos los alumnos. En un colegio de un municipio de la zona Norte, dos alumnos estuvieron sin noticias de sus familias hasta bien entrada la noche.
En Usera, ante la imposibilidad de contactar con una madre, el 112 trasladó que no podían hacer nada. En San Blas, el personal acompañó y repartió meriendas, se ofreció a llevar a niños a casa y atendió a familias hasta las 23:00 h. En Canillejas improvisaron juegos hasta las 20.30h. En Carabanchel, profesores y vecinos de las urbanizaciones cercanas traían cena a los niños que estaban esperando a que llegaran sus familias. En La Latina y en Aluche, hicieron más de lo mismo, siempre con creatividad, sentido del humor y trasladando calma a los alumnos que se mostraban un poco más inquietos por la ausencia de sus padres en la recogida.
"Gracias a CECE que nos enviasteis el comunicado oficial, pero no tuvimos información clara por parte de las administraciones hasta las 22:00 h.”
Algunos centros lamentan la falta de comunicación: “Gracias a CECE que nos enviasteis el comunicado oficial, pero no tuvimos información clara por parte de las administraciones hasta las 22:00 h”. Coordinaradores de Bienestar nos trasladan que se echó en falta la presencia de agentes tutores, protección civil, agentes sociales, policía u alguna otra autoridad: “Una visita de los agentes tutores, solo para preguntar si necesitábamos algo, habría ayudado mucho”.
Desde Sanchinarro, Las Tablas, el barrio de La Estrella, Alcorcón, Rivas, Parla, Alcalá de Henares hasta Villanueva del Pardillo e incluso en Valdemorillo, la tónica fue similar: atención hasta altas horas y echando de menos un poco de apoyo institucional. En Villarejo de Salvanés, la coordinación espontánea entre familias hizo que todo fluyera sin incidentes. “Se nota que somos un pueblo”, nos decían con una sonrisa.
También nos llegan imágenes e historias solidarias de Alcobendas, Villaverde, Nuevo Baztan, Chamberí o Arganzuela: padres y abuelos caminando horas hasta el colegio; vecinos que se organizaron para dirigir el tráfico en la puerta de los centros; familias que ayudaron a otras llevando niños a sus casas. Cenas improvisadas en los colegios, familias ofreciendo transporte al personal de los centros, e incluso un padre que cedió su motocicleta para que un docente llegara rápido a casa de sus padres que son mayores y estaban incomunicados. La comunidad educativa, unida.
Una asistencia desigual y un aviso tardío

La asistencia hoy en los centros es dispar: en Primer Ciclo de Infantil, casi plena. En Infantil y Primaria, entre el 50% y el 70%. En Secundaria, y especialmente en Bachillerato y FP, apenas un 10%–15%. En cambio, la presencia del personal ha sido prácticamente completa, con cifras superiores al 95% en la mayoría de los centros.
En este contexto, el correo de la Consejería de Educación, enviado a las 22:00 h del lunes, llegó demasiado tarde. Con los colegios ya reorganizados y el día casi terminado, los centros se vieron obligados a actuar sin directrices claras durante muchas horas.
Una comunicación más ágil, un canal alternativo en caso de emergencia —como la radio, por ejemplo— o la presencia de agentes municipales o protección civil en los colegios, habría aliviado la presión y tranquilizado a muchas familias.
Compromiso con la educación, también en la incertidumbre del apagón
Nuestros colegios acompañan a sus alumnos cada día, con la misma entrega que mostraron ayer. Pero en jornadas como la del 28 de abril, ese compromiso se ve, se toca y se agradece aún más.
En CECE Madrid queremos agradecer a todos los equipos educativos su entrega, implicación y sentido de la responsabilidad. En una jornada sin precedentes, los colegios actuaron con rapidez y serenidad, demostrando que su prioridad son siempre los alumnos y sus familias.
Reiteramos nuestra disposición a seguir colaborando con las administraciones en todo lo que suponga mejorar la atención y el bienestar de nuestras comunidades educativas. Estamos a disposición de nuestros centros para apoyarles ante cualquier incidencia derivada de esta situación.
La luz puede fallar, pero el compromiso de quienes educan permanece firme. Y ayer, una vez más, quedó demostrado.
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